miércoles, 10 de febrero de 2016






Esperé, apoyado sobre una pared en la intemperie, que se asomara por aquella puerta. 

Era de madrugada y hacía frío, sin embargo eso no importaba si aquella sonrisa atravesaba aquel umbral.

Un color anaranjado teñía los detalles del cincelado de la puerta que mi mente esperaba, que fuera abierta por aquel par lunas maternales que me tenían fuera de mi.
No tenía idea que era, si es que era su pelo o la suavidad con que se movía lo que me quitaba el sueño...o la verdad es que si lo sabía; su voz. Oh! aquello irrumpía constantemente en mis sueños, y me despertaba con una falsa sensación de calidez y bienestar.

Yo ya no se como son las cosas, no se como funcionan en este mundo; ya que ni siquiera en mi mundo las cosas suceden como quisiera... y esta vez no fue la excepción. 

La puerta no se abrió, 
y te esperé lo suficiente como para darme cuenta que no me maravillaría con tu sonrisa, 
que no vería aquellas lunas ni nuevas ni llenas, 
ni oiría aquella voz que en mis sueños sonaba tan bien...
como nunca debió ser tampoco, 
porque aquello no existía.... 

...Al menos no para mi.

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